viernes, 11 de marzo de 2011

Polly, un maduro fruto de su tierra


El nacionalismo convencional ha sufrido una serie de transformaciones que se derivan dentro de cuestiones clásicas como las más vulgares, de esas que vemos en los spots de televisión.


Al hablar de Let England Shake, el nuevo disco de PJ Harvey es inevitable que tal palabra no aparezca en la testa (de ahí el intro) y no solo por los títulos de sus piezas, empezando con el contundente nombre del álbum y las siguientes; The Last Living Rose, The Glorious Land, England son pequeñas formas de un maravilloso todo que recorre los sonidos británicos tanto percusivos, líricos y musicales. 

Se tiene que confesar que a primera instancia la naturaleza del álbum me hizo sentir distante, frió, nada comparado con el ambiente íntimo que la Harvey construyo con White Chalk a pesar de sus constantes referencias a los paisajes británicos siempre había algo que rescatar y moldearlo a placer. En esta ocasión, esos sonidos han quedado atrás, las vocales lúgubres, el arpegio incrustados con cera en la musicalización que junto con el piano daban dádivas opresivas y etéreas han sido enterradas cual fueran su casa natural, la reminiscencia de esto puede ser que haya quedado plasmado en Hanging in the wire.

Aquí, los instrumentos suben de volumen, los amplificadores Orange calientan sus bulbos y la voz aúlla con una bipolaridad extrañamente disfrutable. Puedo decir que el feeling Pixies  llego en mí (Y no solo por la actuación minúscula pero simbólica de Joey santiago en The Last living Rose) a manera de incursionar en melodías pegostiosas con significados violentos (What is the glorious fruit of our land? Its fruit is deformed children.) lo que le da un significado más profundo del de por si excelente valor del todo. Written on the Forehead hace evocar a His name is Alive de manera excepcional por cierto. 

¿Y el nacionalismo de entrada? esta aquí y bien parado, pero no como lo conocemos, sino más terrenal, el que escapa de aquella realidad superimpuesta, el de callejones malolientes, el de una lluvia ácida, ríos fétidos, guerras patrocinadas y el que reconoce las consecuencias de un futuro castigo divino. Todo, escupido desgarradoramente por esa afable y dócil ventisca llamada PJ Harvey.

PJ Harvey - Let England Shake (2011)



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