miércoles, 30 de julio de 2008

The Purple Knight







El Caballero de la Noche sigue la historia que quedo inconclusa en la primera parte, donde al final vemos la carta de presentación del Guasón. Así, sin decir “agua va” Nolan nos pone enfrente de este psicótico personaje en un asalto al banco a modo de presentación (por encimita) y donde su maquiavélica conducta es como una guía en toda la película.



Sin darnos cuenta poco a poco nos vemos que el Guasón es quien pone las reglas, conductas y los planes ejecutados a lo largo de la cinta. ¿Y Batman? Por ahí debe de andar, con una voz más rasposa que raya en lo molesto y dar paso definitivo al villano principal para llevarse las palmas de los presentes.



La presencia de el Guasón en la pantalla es espectacular, debo admitirlo, no faltaran los detractores pero Heat Ledger hizo su trabajo al pie de la letra (creemos) por indicaciones del director que nos muestra uun villano digno de una ciudad gótica menos sórdida y mas contemporánea, claro, sería ridículo emular a Tim Burton, pero funciona con el molde del contexto de autoridades fácilmente quebrantables, políticos, policías, funcionarios y empresarios mantienen esa vulnerabilidad de cualquier civil.



Batman podría ser un elemento muy bueno para una herramienta de subversión, claro si olvidamos un poco el origen opulento de Bruce Wayne con sus yates, restaurantes e imagen de playboy, es ahí cuando el Guasón reivindica y evoca aquella transgresión de vieja escuela, un ser deforme en psique y físicamente, neurótico, ligado a lo subterráneo, mentiroso, hipócrita, sucio, punk y nihilista. Ah y agreguen maquillaje para mayor “punch”. Mientras Batman tiene un imperio de gadgets con tecnología militar, el Guasón prefiere cosas más sencillas, tal como lo dice en la película:

“I'm a man of simple tastes. I like gunpowder...and dynamite...and gasoline! Do you know what all of these things have in common? They're cheap!”

Nolan encuentra un excelente ritmo tras instalar ya al personaje principal (Batman) en la primera película e incluir la experiencia adquirida en la secuela, por lo tanto vemos mas movimiento, acción y violencia…pero sin una gota de sangre, pero sin dejar de lado el discurso emblemático entre el bien y el mal que ha caracterizado este Batman de Christian Bale, que irónicamente ha sido aceptado por todos dejando atrás esa imagen hueca y estéril que caracterizaba a los superhéroes de ser objetos usados por el poder en su clasificación de justicia.

Harvey Dent fue necesario para el impacto extra en la intensidad de la película sin embargo, en ocasiones la lucha personal entre El Guasón y Batman queda tambaleando a causa de este Dos Caras poco definido y apresurado en sus convicciones.

El final funciona, el director básicamente nos prepara dándonos a conocer lo anárquico del Guasón aumentando así la tensión que vemos al final, donde al parecer todo puede pasar. A estas alturas del partido conviene dejarse llevar por la película y dejarla terminar de cualquier modo que guste.

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