martes, 7 de septiembre de 2010

Todos los caminos llevan a nada




Con la proliferación ridícula de programas en los medios sobre la casi ya cerquita exterminación humana, carajo, ¿tienen algo que decirnos que no sepamos? The Road (llegando tardíamente a la ciudad del sol como muchas otras) adaptación del libro de Cormac McCarthy, escritor de No Country For Old Men, impone una visión muchas más desganada que catastróficas películas como 2012 y El Día después de mañana, esto, para confirmar no se menciona de manera negativa. La civilización como la conocemos ha sido mutilada, instituciones, sistema de organización y nuevos valores han salido a las calles desoladas, edificios vacíos son centinelas de caminantes incansables en busca de algo, no mejor, sino solo algo.
Claro está, son solo suposiciones que uno hace ya que el director no se molesta en describir algo que es más que obvio. Hillcoat re direcciona su visión en un objetivo perdido de la historia que es la caracterización y humanidad del padre e hijo, papeles que intercalan en cuanto a autoridad a lo largo de la película. El tono en que creo que puede emular es Blindness y aún así, The Road crece en decadencia.
Un padre al punto del quiebre moral y humano en cada segundo que pasa teniendo de soporte a su hijo que no duda en mostrar un ápice de bondad o empatía al prójimo por extrema que sea la situación, donde el padre apunta con un arma a la cabeza de su hijo en caso de ser descubierto por una banda de caníbales, el niño no pierde la esperanza al preguntar ¿Te volveré a ver?
Es un simple andar y evadir, andar y evadir; recolectar, seguir, hacía el sur dicen ellos, siempre hacía el sur. Como si la palabra fuera la apertura de una nueva vida, al menos para soportar el frio y dejar de lados amargos recuerdos que han reemplazado los coloridos y cálidos momentos en familia.
Un punto de vista interesante es cuando el padre fuma frente a su hijo después de un festín encontrado por suerte en una casa desolada ¿Te parezco de otro mundo cierto? El rostro del hijo es evidente, ha crecido en un mundo ultrajado y usado, el heredero de todas las suposiciones que fueron conclusivas a fin de cuentas, de las advertencias, hipótesis y del ¿Qué pasaría si...? Son dos mundos apartes fusionados en uno herido y sofocado, con toda su incolora visión.
Similar a Blindness, The Road no especifica lugares característicos, aunque siempre esta presente las leves tomas al mapa para aquellos quisquillosos, la ambigüedad toma parte esencial al mencionar la costa como el escenario decisivo para la pareja y su redención.
Como fue mencionado, The Road se apoya en lo visual de una manera peculiar, caminos vacios, desechados, encuentros amargos, rostros cansados. Combinando tonalidades frías y ángulos de cámara buscando formar lúgubres postales de “Lo que alguna vez fue”, la película nos lleva a un buen sendero visual y humano por muy bajo que se vea para admirar una obra bastante completa, a diferencia de los protagonistas.
The Road (2009)
Dir. John Hillcoat

martes, 24 de agosto de 2010

Bother yourself with this





La escena inicial es prometedora, y la sola imagen causa sentimientos encontrados, una pareja besándose severamente, con los ojos firmemente abiertos con todo y ruidos, pudiendo casi salpicar al espectador, se encuentran expuestos a Andreas, un hombre con clara expresión de desconcierto ya orillas de las vías del metro. La pareja no emite expresión alguna más que el solo contacto para satisfacción de necesidades pueden traducirse como mecánicas y no primarias.

Después, una gasolinera empolvada, con sólidas huellas de que el tiempo ha pasado como un fantasma y único compañero, un lugar desolado y un camino que parece no tener fin es lo primero presentado en pantalla que actúa como un primer escenario esperando la presencia de un hombre con barba, gorra, claramente demacrado sin alguna explicación de por medio y con seguro desconcierto.

Escena siguiente, su vida ha sido acomodada estructuralmente para dar paso a otra mucha mayor, una pieza más en el ensamble de acomodo perfecto, un engrane más en ese ensamblaje de colores neutros, líneas definidas en cajas decoradas cual paraíso de Ikea. Todo está limpio, pulido, sólido y sin rebabas de por medio que desalineen tal estructura.

A partir de aquí The Bothersome man (Jens Lien, 2006) empieza el viaje no para llegar al fondo sino salir de él, en este mundo, las convenciones sociales, los nuevos estilos de muebles, el conformismo rampante y la vacuidad toman gran parte de sus habitantes, hay un solo camino, un solo carácter, una sola posición, no hay curvaturas, no hay un descenso a un interior ya que lo han sobrepasado y no hay nada más allá, La utopía se ha encontrado no queda más por que luchar.

Sedados por el sentir del tiempo como lo confirma la translación de la cámara son expuestos a Andreas, el nuevo habitante de la ciudad del nublado perenne, la exasperación le ha llegado, quien parece un ser de otro mundo al presenciar lo establecido y lo que difícilmente podrá cambiar, las interrogantes aparecen ¿qué es lo que lo diferencia de los demás? Quizás fue la postal fuera de su oficina del hombre muerto con sus vísceras colgando, la nula expresión de su novia frente al sexo, el par de veces cuando fue arrollado por el metro, la mutilación de su dedo, los sacrificios realizados para esa nueva chica en el trabajo con la esperanza de un cambio o el claro esfuerzo por pertenecer a tan cancerígeno círculo de amigos, cortados con la misma guillotina. La hermosa fotografía de la película al capturar la naturaleza muerta es lo único vivo de aquí.

Andreas se fija en una luz en una ventana oscura, bajo un edificio, una corazonada le dice que existe una luz diferente a la eterna blanquecina que lo cubre todos los días, atrás de esa pared de concreto escarba con dócil éxito, su brazo es el afortunado, siente el calor del sol, escucha risas de niños, toma por accidente un pedazo de pastel antes de jalado por los neutralizadores de la ciudad, el agujero es tapado. Tal como Andreas.



The Bothersome Man
Noruega, 2006
Dir. Jens Lien

lunes, 16 de agosto de 2010

Mother (2009)





- Madre sobreprotectora

- Hijo preso acusado de asesinato

- Víctima misteriosa

Estos elementos son los iníciales para dar pie a un thriller sumamente diferente al que me encontraba acostumbrado, Mother encuentra más su vía por los caminos rurales, lluviosos y abiertos de una pequeña comunidad en Corea que en calles angostas, edificios sombríos y aquellos personajes lúgubres típicamente presentados.

Claro está que Mother no se trata de una película con grandes cantidades de ligereza narrativa, desde el prólogo, podemos dilucidar una densa telaraña por venir al contemplar a Hye-ja (la madre) danzar en un campo con extasiada liberación al inicio de la película, silencio, un aire suave de indiferencia con ojos extraviados y es tan solo el principio.

Una joven aparece muerta aparece en la azotea de un edificio abandonado y las pruebas apuntan a Doo-jon, un joven que padece ciertas deficiencias mentales que, en un extraño giro para ser reconocido en su comunidad se adjudica ciegamente el crimen. La madre, incapaz de creer en tal confesión se da a la tarea de investigar por su cuenta el crimen omitiendo a las autoridades.

La travesía de la madre por la verdad da la oportunidad a Bong Joon-ho (al igual que en The Host) de orquestar situaciones que bien podrían caber en distintos géneros, a la vez de ofrecer sin tantos problemas suposiciones sobre la entregada culpabilidad de su hijo. El microcosmos presentado, con todos sus personajes es familiar, todos se conocen y saben algo uno del otro, sin embargo el misterio se mantiene enfático en todo momento sin desenfocar la obsesión de la madre por saber la verdad, adentrándose en situaciones absurdas y sórdidas que van desde abogados, vagabundos, ladrones y hasta chicas de secundaria. El desesperante comportamiento de su hijo agrega puntos al momento de saber que la madre encuentra oposición en cada situación que se le presenta.

Visualmente, es en mi opinión un tanto inferior a mi única referencia que tengo con el director que es The Host, una fotografía que se mantiene estable pero sin salir de lo convencional difiriendo con el punto fuerte de la historia que se encuentra en el guión y las actuaciones. La actitud única de Hye-ja ante su hijo rayando en lo sensual así como la preocupación por su bienestar nos acompaña en un tipo de incómoda ternura que no hace más que sintamos empatía por la titánica labor de la madre por descubrir la verdad.

Aún con sus predecibles secretos a relucir, Mother da una lección de cómo un thriller contemporáneo puede alejarse de aquellos clásicos escenarios urbanos encontrando una identidad propia con una relación tan básica como lo es el amor de una madre por su hijo.