martes, 24 de agosto de 2010

Bother yourself with this





La escena inicial es prometedora, y la sola imagen causa sentimientos encontrados, una pareja besándose severamente, con los ojos firmemente abiertos con todo y ruidos, pudiendo casi salpicar al espectador, se encuentran expuestos a Andreas, un hombre con clara expresión de desconcierto ya orillas de las vías del metro. La pareja no emite expresión alguna más que el solo contacto para satisfacción de necesidades pueden traducirse como mecánicas y no primarias.

Después, una gasolinera empolvada, con sólidas huellas de que el tiempo ha pasado como un fantasma y único compañero, un lugar desolado y un camino que parece no tener fin es lo primero presentado en pantalla que actúa como un primer escenario esperando la presencia de un hombre con barba, gorra, claramente demacrado sin alguna explicación de por medio y con seguro desconcierto.

Escena siguiente, su vida ha sido acomodada estructuralmente para dar paso a otra mucha mayor, una pieza más en el ensamble de acomodo perfecto, un engrane más en ese ensamblaje de colores neutros, líneas definidas en cajas decoradas cual paraíso de Ikea. Todo está limpio, pulido, sólido y sin rebabas de por medio que desalineen tal estructura.

A partir de aquí The Bothersome man (Jens Lien, 2006) empieza el viaje no para llegar al fondo sino salir de él, en este mundo, las convenciones sociales, los nuevos estilos de muebles, el conformismo rampante y la vacuidad toman gran parte de sus habitantes, hay un solo camino, un solo carácter, una sola posición, no hay curvaturas, no hay un descenso a un interior ya que lo han sobrepasado y no hay nada más allá, La utopía se ha encontrado no queda más por que luchar.

Sedados por el sentir del tiempo como lo confirma la translación de la cámara son expuestos a Andreas, el nuevo habitante de la ciudad del nublado perenne, la exasperación le ha llegado, quien parece un ser de otro mundo al presenciar lo establecido y lo que difícilmente podrá cambiar, las interrogantes aparecen ¿qué es lo que lo diferencia de los demás? Quizás fue la postal fuera de su oficina del hombre muerto con sus vísceras colgando, la nula expresión de su novia frente al sexo, el par de veces cuando fue arrollado por el metro, la mutilación de su dedo, los sacrificios realizados para esa nueva chica en el trabajo con la esperanza de un cambio o el claro esfuerzo por pertenecer a tan cancerígeno círculo de amigos, cortados con la misma guillotina. La hermosa fotografía de la película al capturar la naturaleza muerta es lo único vivo de aquí.

Andreas se fija en una luz en una ventana oscura, bajo un edificio, una corazonada le dice que existe una luz diferente a la eterna blanquecina que lo cubre todos los días, atrás de esa pared de concreto escarba con dócil éxito, su brazo es el afortunado, siente el calor del sol, escucha risas de niños, toma por accidente un pedazo de pastel antes de jalado por los neutralizadores de la ciudad, el agujero es tapado. Tal como Andreas.



The Bothersome Man
Noruega, 2006
Dir. Jens Lien

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