lunes, 21 de abril de 2008

"Esto se parece a Fargo..."

Esto fue lo que pensé al momento que veía al inesperado final en No Country For Old Men de los hermanos Cohen, tardadamente pero fiel a la promesa que la vería en el cine, (aún cuando ya esta le renta creo) pude apreciar el nuevo trabajo de uno de mis directores favoritos, puedo decir sin temor que Bardem se llevo la película y me hizo recordar lo que alguna vez hable con el que era mi maestro de cine en la universidad sobre la “precisión” actoral de un histrión, que puede llegar a ser irritante, muy metodico, muy old school, en fin…

En ese entonces ejemplificamos esto con Daniel Day Lewis en “Gangs of New York” y “There Will be Blood” y creo que esto fue lo que le paso al filme de los Cohen con Bardem (aunque al parecer no tanto como There Will be Blood). El personaje está hecho para resaltar sobre todo, lo cual no nada malo, pero comparando las características del “psicópata del tanque de oxigeno” contra un veterano viviendo en remolque y un sheriff avejentado vemos un claro ganador. La fotografía con tonos polvorientos, sucios y un tanto retro recordando el 1980 que es donde se desarrolla la historia le hacen justicia a las excelentes actuaciones, cansadas, tensas y violentas.

Básicamente, la historia recae en la situación de un hombre en el lugar y momento equivocado: Llewlyn Moss (Josh Brolin), un vaquero de Texas y ex veterano de Vietnam se encuentra de caza en una desolada intemperie de Texas, mientras regresa a su destino encuentra el trágico desenlace de una balacera de narcotraficantes, viendo la masacre pareciera que no hay ni uno vivo, pero al abrir la puerta de un automóvil, se encuentra frente a la débil voz de un hombre a punto de morir que le de agua, lo deja (desgraciadamente), tratando de rastrear al último sobreviviente, se da cuenta que está en la sombra de un árbol, se toma su tiempo y se dispone a investigar. Cuál sería la sorpresa que el muerto lleva consigo una maleta de 2 millones de dólares, bastante bueno para un día de caza. Ya en su casa hay algo que no lo deja dormir, es un remordimiento, el de dejar aquel hombre sin agua, llena un galón y va a tras él. Craso error.

Con esta “ligera” situación No country for Old Men se convierte un juego del gato y el ratón donde la sangre sale a relucir en medio de narcotraficantes mexicanos, asesinos contratados por poderosas corporaciones, mafias multinacionales y moteles baratos de Texas. Cohen recrea un suspenso hilándolo con un humor sardónico (por no decir sádico) por ejemplo cuando vemos a Anton Chigur (Javier Bardem) tirar una moneda al aire para decidir el destino de la victima que tiene enfrente.

En ocasiones hace recordar a un Se7en estilo western con sus reflexiones sobre la violencia, la vacuidad humana, la decepción de la justicia y sueños malogrados que se dan en esos diálogos entre 2 personas dentro de un contexto sumamente violento como es el mundo de la mafia de las drogas mientras se desenvuelve en un constante brotar de sangre (hay y mucha) de víctimas y victimarios.

El punto flaco (y que no debió dejarse de lado) es la poca profundidad que se le da al sheriff (Tommy Lee jones) y su participación en esta carnicería, al momento de querer retomarla, el argumento se vuelve reiterativo y cansado. Demasiado tarde los personajes de Brolin y Bardem se lo han robado. ¿Pudo haber sido intencional? Puede ser, pero no deja de sentirse pesada la inclusión de este al medida que se desarrolla la historia. Irónicamente llegue al cine con una idea preconcebida de que la película me agradaría sin muchas concesiones pero al final tuve que cuestionarme el por qué me había gustado, la respuesta me la estaba diciendo ahí mismo.

jueves, 3 de abril de 2008

Con un homenaje tenemos…

Planet Terror, Robert Rodríguez; Ahora entiendo el fracaso que tuvo Grindhouse en la unión americana, aún cuando sabemos que cualquier producción de Quentin Tarantino y Robert Rodríguez es casi garantía de divididas opiniones y críticas, ahora daré la razón al “lado oscuro”. Con esto en mente, no andaba tan errado en mi falta de ganas por ver ambas películas, “Planet Terror” incurre al nivel más bajo (que obviamente era la intención) de crear una película de zombies con todos sus clichés y cero inventiva (a menos que al espectador le fuera suficiente ver un arma de fuego en la pierna de una stripper) con esto no se pretende llegar al mórbido plano del esnobismo absoluto, vaya, solo buscaba un rato divertido al querer ver algo de violencia sin sentido y calmar la inmadurez a veces necesaria.

Pero lo encontrado fue un esfuerzo insoportable por parte de Rodríguez por manejar cualquier situación y querer transportarlo fallidamente al plano de lo cool que aterrizaba en lo aburrido. Irónicamente todo lo que se imaginan sobre esta película está aquí menos el título. Carreteras polvorientas, personajes mugrosos, risibles y adictos a la nicotina, vaqueros, harta violencia, sexo y un pueblo texano al bordo del colapso zombie. La capa “retro” que cubre la imagen de la película es interesante al inicio del filme sin embargo es cansado ver que sobre la marcha esto no es suficiente para imponer el sentimiento de los 60 y 70’s en fin, Planet Terror se erige como un documento experimental que servirá de referencia en próximos años como uno de los plagios más blandos de Hollywood.

Death Proof, Quentin Tarantino; bien, con desagrado final y esperando que el próximo “feature film” que me presentaría este Grindhouse fuera de por lo menos la misma duración (hora y media, o menos, aún sabiendo que fuera de Tarantino) que Planet Terror me dispuse a echarme Death Proof, historia de un sicótico doble de cine retirado llamado “Stuntman Mike” que se dispone a acabar con chicas sexys a bordo de su automóvil a prueba de muerte… carajo, suena tentador y mucho mas después de ver la personalidad que Kurt Rusell aporta al personaje. Aquí Tarantino echa por la borda un poco el contexto de contenido de cine clase Z para meterse a lo técnico, mal edición, torpes movimientos de cámara, sonido cortado e imagen granulosa hasta ver una edición e imagen hecha y derecha en la segunda parte.

Básicamente la película son 2 secciones con respectivos finales climáticos. La primera es un total misterio que nunca sabemos cuáles son las intenciones del dócil pero místico doble, diálogos largos y característicos se hacen ver aquí, la banalidad y naturalidad con la cual nos recuerda al Tarantino de antaño cuando nos daba sus percepciones acerca de la canción “Like a Virgin” de Madonna, desafortunadamente en la segunda parte cae drásticamente, estamos lo suficientemente emocionados para ver lo que sigue, especialmente después de ver en la película uno de los choques de automóviles mas excelsos que se han visto en muchos años.

Después de eso y con el hype a todo lo que da, el director nos tumba de la nube de un jalón y recibimos toneladas de pláticas pendejas de 4 idiotas sobreactuadas que retan al espectador a no quitar la película, tirarla por la ventana y rogar para que Stuntman Mike aparezca en escena a hacer de las suyas. Y conste que no es misoginia puesta a prueba del director, hay momentos rescatables como aquel que vemos a las mujeres debatir en una mesa, pero como autoplagio ya estuvo bueno…

Y ya, el final que se acerca puede ser el salvador pero no lo suficiente para levantarla del tremendísimo bache en el cual nos sumergió este cuarteto de actrices, desperdicio brutal de Tarantino al olvidarse casi por completo del asesino en esta parte de la película pudiendo recrear una comicidad excepcional. Pienso que mi error fue no ver esto en el cine, aún así me hubiera podido ver esto en pantalla grande.

Esperemos a Machete con pocas esperanzas, Danny Trejo podría reivindicar este ciclo de cine B.