miércoles, 7 de octubre de 2009

Hype! - Doug Prey


El fin de semana pude, después de largos días de retraso encomendarme al documental grungesco y sonidero de Seattle (aunque les duela) Hype!, en primera instancia, un buen fan de la música noventera creo yo debería empeñarse en verla y no por que englobe la música de esa época, pero, definitivamente es un retazo importante en la cultura pop que no debe dejarse de lado.
En sí, la película es una queja de sus protagonistas, actores principales del movimiento, porque si decían “escena” se enojan de cómo el mundo mediático y la mal información del público termino por deformar la esencia de lo que se encontraba sin querer.
La ciudad de Seattle se justifica diciendo que no había absolutamente nada que hacer, aún cuando es el mejor lugar para vivir, por lo tanto todo mundo hacía una banda y como todo quedaba en familia, el público, los dueños del lugar y los grupos eran solo extras que intercambiaban lugares para cada tocada. La geografía y el entorno una vez más toman lugar, aunque no mencionado como debería en cuanto a la esencia de las letras y la música, música rasposa que evoca un tronco aserrado, aquel frio del noroeste de E.U embadurnado con bosques y casas desgastadas con calles mojadas no daban mucho lugar para empezar con ritmos tropicales.
El resultado es una visión desinteresada en un porvenir, con letras tontas (no estúpidas) sin interés en la mode en vogue maintream con riffs básicos, combinación de heavy y punk y camaradería en general, la vuelta de tuerca es cuando todo esto se volvió contra sus creadores y el pequeño monstruo empezó a salir en catálogos de malls, anunciando la moda grunge, las franelas, lo hip que era sentirse aislado, las bandas que se juntaban hace 6 meses y tenían contrato discográfico, la creación de un nuevo alzamiento en la música comparándolo con ciudades claves en la historia del rock: Liverpool, Nueva York, Los Angeles, la creación de festivales basándose en un nombre y género que aún no se comprendió en su totalidad y el nulo reconocimiento de otras bandas experimentales que no se cerraban a 3 riffs.
Los que todos conocemos están aquí, pero lo interesante es ver los que se encontraban tras bambalinas, su modo de ver el fenómeno Seattle y su apatía en ciernes desembocando en ese broche oxidado que todos conocemos que fue el suicidio de Cobain.

Es interesante ver a la gente ironizar sobre todo esto, un fundamento clave que mencionan repetidamente es el humor con el que las bandas se afirman a ellas mismas en un recorrido que va desde el garaje hasta el Nirvana que todos buscan llegar, explicadas por un pretenciosísimo Eddie Vedder reafirmándose como vocalista y no como buen entrevistado.
La película cierra con una línea muy elemental y en forma de respuesta a lo visto hora y media atrás: “Hemos estado haciendo lo mismo desde 1985 y la gente nos odiaba, ahora gustamos y no sé por qué”
Solo es hype mi estimado Osborne.

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