
Con una inevitable comparación al estilo del Proyecto de Bruja de Blair, REC deja eso de lado para hacer una sencilla pero decisiva diferencia: el encierro. Mientras El Proyecto… se enfocaba a un espacio abierto inexplorado, el filme de Balaguero y Plaza recurre a espacios reducidos y estrechos con iluminación filtrada registrando en el espectador las pocas opciones que tienen los protagonistas para contactarse con el exterior. Al mismo tiempo que crea atmósferas terribles para los habitantes de la casa, involucra un trasfondo en la historia ayudándose masivamente por el gran trabajo de cámara, esto como advertencia al espectador, por el movimiento frenético y sin toma de concesiones ya que simplemente ya que parece que los realizadores les vale madre si ves con claridad o no (que la verdad son muy pocas) ayudando a reforzar el estilo “real” que pretende desde el inicio de la película.
Otro punto fuerte a resaltar es la histeria sostenida por los actores (quizás como recurso de salida por la poca calidad histriónica de los actores) pero que apoyan con creces el ritmo, sorprende que en ningún momento este disminuye en la marcha del filme, tenemos gritos, lágrimas, desesperación, insultos, coraje, incertidumbre y por supuesto, miedo. Todo esto plasmado a través de estos reporteros que en todo momento tratan de seguir la noticia cámara en mano dejando entrever que es lo prioritario en ellos, si ayudar al grupo de inquilinos o dar a conocer la noticia.
Irónicamente esta producción realizada en un edificio de Barcelona (la mayor parte) con dos cámaras y pocos actores costo 1 millón y medio de euros, y encontrarnos con un muy disfrutable trabajo de un nuevo terror español que nos presenta una propuesta que si no es del todo nueva, introduce un respiro fresco en el saturado campo del horror (y más en el estadounidense) … y sin cerrar cuadras enteras en Nueva York para soltar no-muertos idénticos y genéricos.
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