martes, 3 de febrero de 2009

Slumdog Millonaire

Danny Boyle ya ha dado pruebas fehacientes de que los géneros le va y viene, para un servidor que todavía se lamente no haber visto la recomendadisíma Sunshine se está volviendo un director para ponerlo en el radar próximamente (si, no lo tenía todavía).

Slumdog Millonaire se erige como un tributo a las películas de Bollywood que igual puede compartir un argumento revisado hasta el hastío como es el tema de alcanzar el amor verdadero como frases que llegan a la médula como lo es “es el destino, el estar juntos” o quizás sea un pinche amargado.


El punto es que la película promete pero reconoce que es un ente extraño en la carrera por el Oscar. Es una película británica filmada en idiomas inglés e hindi con un reparto casi nulo en los reflectores de los medios pero con una producción impecable.

El argumento inicial puede ser algo confuso y que lleva a preguntas hasta el más superficial del espectador lo cual es un efectivo gancho que atrapa, un chico pobre de barrio que esta a segundos de volverse millonario en un programa de concursos. Esto es solo la premisa inicial, el background es la sustancia jugosa, Boyle construye pequeñas historias en medio de cada pregunta para relatar la experiencia del protagonista, esas respuestas que vemos en nuestra convencional vida diaria (llena de violencia o no) que sin embargo ayudan a avanzar en el juego de la vida (ugh!), con esto en mente no nos percatamos del blanco del director que es el amor. Así, derechito.

Pero la película cumple, y con creces, una grandiosa fotografía, un gran soundtrack, un casting hecho para derretir corazones (en especial las escenas con los niños), una galería de personajes y ambientes característicos de la India no precisamente para el turista (como la memorable y escatológica escena del baño portátil) comparten la violencia, los conflictos sociales, la delincuencia y la reiterada explotación infantil se encuentran, si bien , no en forma de denuncia, lo suficiente para que no la pasemos desapercibidas y sin escuchar un discurso moralista de parte del guión.

Fincher, Van Sant, Boyle… Howard y Daldry ya chole. ¿Y Lumet?


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